domingo, 14 de febrero de 2016

Recupera tu poder


No somos lo que nos han hecho creer que somos, ni tampoco somos lo que nuestra mente nos dice que somos. La realidad es que somos espíritu de lo divino y hemos tomado forma humana para gozar de la experiencia de la creación, para gozar el estar vivas.
Pero hay tanto que aprender en la forma humana que a veces nos perdemos y confundimos. En el proceso de aprender  y de sentir todas estas sensaciones humanas quedamos atrapadas en olvidar  nuestra verdadera identidad, en olvidar de dónde venimos.
¿Y como podemos darnos cuenta de nuestra verdadera identidad en medio de toda esta confusión?

Hay diferentes caminos espirituales , disciplinas y prácticas (Dharmas)  a través de los cuales aprendemos las lecciones esenciales  mucho más rápidamente para poder  así  empezar  a vivir la realidad de nuestra propia divinidad.  
El Dharma como todos los sistemas orgánicos naturales de la Tierra , se expresa en más de una forma, en más de una cultura, en más de una dirección. Hay muchos diferentes caminos hacia el despertar, cual seguir es cuestión de lo que necesita tu alma.
 Y una vez aprendidas las lecciones esenciales hay que ponerlas en práctica.Hay que integrarlas a tu vida, a tu diario sentir, pensar y actuar.  Entonces las lecciones  dejan de ser sólo conocimientos y se convierten en experiencia y tú empiezas a vivir lo que tu verdadera identidad realmente es, inmediatamente. Los grandes maestros no pretendían que sus discípulos repitieran  sus palabras, sino que imitaran sus actos. 

Como mujeres, no solo debemos describir lo divino, debemos encarnar a la divinidad, traer el cielo a la tierra, y fluir en la fuerza creativa de la creación, que a cada instante está  creando la vida dentro y fuera de nosotras. 

Con tu disciplina  y voluntad lograrás hacer los ajustes necesarios a tu realidad para que ésta sea tu  camino a tu más alta esencia, a tu paz interior.

 Invoca a tu espíritu para obtener fuerza y voluntad para mantenerte en el camino y no perderte en  todas tus sensaciones humanas y pensamientos de lo que crees que eres.
 Permite al flujo divino sostenerte y guiarte, empodérate de tu ser mujer, de tu camino y de tu misión, y camina en este mundo con toda tu fuerza y tu gracia.




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