martes, 25 de marzo de 2014

Nuestra capacidad de sanar.

Un cuerpo enfermo o con dolor, refleja un sufrimiento del Alma. 
Los seres humanos estamos hech@s de vibraciones, energía y materia. 
Los sentimientos negativos como el abandono, la culpa,  la ira, la soberbia, las frustraciones ocultadas por años, los miedos, la envidia, el ignorar y no cumplir nuestra  misión, causan bloqueos y crean fracturas en el campo  energético, que nos enferman permitiendo entrar energías densas y destructivas. 
 Para sanar debemos re-equilibrar nuestro campo energético, reactivarlo. Y para lograrlo simplemente debemos  transformar las emociones mencionadas anteriormente, para que no se conviertan en nuestra realidad presente. 

Debido a una educaciòn rìgida y represiva es una experiencia  inaceptable por nuestro ego aceptar cuantas cosas hemos encerrado dentro de nosotras mismas. Cuando los sentimientos  son reprimidos  y más aún si son negativos,  se transmutan en tensiones físicas que la mayoría de las veces producen síntomas somáticos en nuestro organismo para después convertirse en enfermedad..
El reconocer que nos hemos equivocado es la mejor manera de iniciar a estar bien, incluso nos volveremos más humildes y pacientes con nosotros mismos y con los demás.El enfrentar nuestros errores repetitivos que provocan nuestro dolor (ya sea físico o emocional),  nos dará la oportunidad de alcanzar una conciencia más extensa  y  de abrir nuestra mente para dar lugar a la sanaciòn. 
Desde un punto de vista espiritual la sanación es restablecer el contacto y la unión con nuestra alma, esto nos da la oportunidad de alinearnos con nuestra esencia y reencontrar el flujo divino de la creación y sumergirnos en él. 

El filósofo Plotino afirmaba que nos enfermamos  porque nuestro cuerpo ha perdido contacto con nuestra alma  y ya ni siquiera se  le parece.

A nivel psicológico la fe en uno mismo significa no tener miedo de nuestros sentimientos auténticos y así ser capaces de manejarlos de la mejor manera, osea positivamente.
Nuestros pensamientos y nuestras acciones son la materialización de nuestra Alma.Vivir en sintonía con nuestra esencia, significa recibir el mensaje de nuestra identidad verdadera, si recibimos sus mensajes y los integramos a nuestra vida, entonces sanaremos y seremos capaces de transformar nuestra realidad.
 Depende de nosotros  integrar nuestro espíritu a nuestra vida diaria, vivir con intenciòn y sumergirnos en la fuente inagotable de la vida, para seguir creando y  dar continuidad a la Creaciòn.
 Abandonarnos con confianza al flujo de la vida, entendiendo como una forma de verdadera autonomía y fuerza  el lograr hacer confluir nuestra libertad personal  con el devenir del Universo. Permitir que el río se una con el vasto mar.
El punto es tener un cuerpo que vibra en el propio sentir interior.
Debemos iniciar a vibrar en la resonancia de nuestra más elevada conciencia, claro que lograr esto nos representará un gran desafío, el cuál conquistaremos solamente si  tenemos una disciplina cimentada por  la voluntad de nuestra verdadera identidad.  
Necesitaremos entrenar  al cuerpo y a la mente para servir al Alma. 
La meditación y el yoga son por cierto una excelente herramienta, pero éstas aisladas no son suficientes, en conjunción con ellas deberemos abrir el espacio a nuestro espíritu para manifestarse y expresarse, e integrarlo como guía de nuestro camino.Y hacer de nuestro día a día nuestra  práctica espiritual, con disciplina y voluntad inquebrantable, cierto sin fanatismos pero también sin autoengaño, y trasladarla a todas nuestras relaciones,  acciones y pensamientos.

 Actuar en armonía con la naturaleza significa actuar de manera espontánea  y según nuestra propia naturaleza. Significa tener confianza en  nuestra  intuición, la cuál es innata en la mente humana. 

  Mientras que no entendamos que la sanación llega a través de la armonía, la paz,  el amor por la vida , por nosotros mismos y por los demás no podremos sanarnos, al contrario las enfermedades y la violencia se multiplicarán.
En el momento en que llegamos a la conciencia de estar relacionados con el Universo, nos volvemos verdaderamente libres. Se hace claridad en nuestra mente y nuestros pensamientos, resurge nuestra intuición. Nos liberamos de la nostalgia, la cual  viene de no poder ser nosotros mismos.



Si el ser humano se despierta a la vida del espíritu encontrará en sí mismo la fuerza para resurgir.Y debemos apoyarlo practicando  hábitos benéficos a nuestro cuerpo  y a nuestra mente. Dando importancia vital a la nutrición integral del ser,para así restablecer y reforzar  todo el  ser energético fisiológico humano y lograr la salud.  
 Debemos también ser conscientes de que  la sanación requiere voluntad, disciplina y tiempo para consolidarse.  A veces más largo a veces más corto depende que tan cerca estemos de nuestro equilibrio.
Al  integrar a nuestro espíritu como  guía de nuestro camino iniciamos a actuar desde nuestra gracia(corazòn) y direccionamos nuestros pasos hacia el encuentro con nuestra Alma, y al relacionarnos con ella  y servirla logramos materializar nuestra verdadera identidad. 
Sólo así seremos seres sanos, seres completos, vivos.  
SK.



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